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Archivos mensuales: abril 2020

CORONAVIRUS, DÍA CUARENTA Y SIETE

30 Jueves Abr 2020

Posted by Time Advocate in INSPIRACIÓN

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CATARATAS, IGUAZÚ, KIERAN SETIYA, MARIPOSA DE LOS NARANJOS, MASSADA

“Carpe Diem. Porque somos alimentos para gusanos, señores. Porque, aunque no lo crean, un día todos los que estamos en esta sala dejaremos de respirar. Nos pondremos fríos y moriremos. Aprovechen el día, muchachos. Hagan que sus vidas sean extraordinarias”.

(De la película “EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS)

 

La foto está tomada el 28 de enero de 2020. En el centro se ve a un tipo sonriente que mira hacia la cámara y levanta el pulgar de la mano izquierda en señal de aprobación.

-“Todo está bien” -parece decir, como si hubiera catado la temperatura o el sabor del agua. El fondo es un inmenso anfiteatro en forma de catarata. Una exuberancia que se precipita al vacío.

El tipo, que no es alto ni bajo -ni gordo ni flaco- está en lo que el escritor Kieran Setiya define como “la mediana edad”. Esa en que la duración de la vida deja ya de ser una abstracción y se sabe que la muerte es una privación cierta, segura.

Por eso mismo resulta irracional temerla, dice Setiya. Aún así, el tipo de la foto tiene cuidado de no arrimarse mucho al borde del precipicio. Tampoco es cuestión de acelerar el proceso.

El tipo de la fotografía se protege del sol con sombrero marrón de ala ancha y gafas negras de aviador. Lleva barba de “nosecuantosdías”. Por atuendo viste unos chinos y una camiseta color caqui que le queda un poco ancha, la verdad. En el pecho, escrito con letras blancas y mayúsculas, se lee “Massada. I Came. I Saw. I Climb”.

La mayoría de las personas con las que se ha cruzado de camino no tienen ni idea de lo que es Massada. Ni falta que les hace.

El tipo de la fotografía cuenta que nadie ha reparado en el texto; nadie, menos un señor mayor (aún bastante mayor que el tipo de la fotografía) que, al verla, ha exclamado:

-¡Massada!

El viejo llevaba camiseta blanca y tirantes. No le ha dado tiempo a ver si iba en pantalón corto porque se han cruzado muy rápido en la pasarela. Le podría haber dicho que si él no esperaba encontrarse por allí a alguien con una camiseta de Massada, todavia resulta más extraño toparse por la selva a un tipo con camisa y tirantes. Pero no se han parado a hablar. Uno íba y el otro venía. Como la vida misma.

Al tipo de la fotografía le gusta unir los puntos hacia atrás. Y, como reza su camiseta, le encanta llegar, ver y… hacer cumbre.

-¿Por qué subiste a la montaña?

-Porque estaba ahí.

Para ello hay que andar ligero de piernas y de equipaje. A él le sobra con una cartera, en la que lleva unos papelitos que llaman pesos, su pasaporte europeo -en una mano- y el teléfono móvil -en la otra-. Lo tiene desconectado. Solo lo usa para fotografiar mariposas amarillas.

A esas mariposas, a las amarillas, las llaman allí “de los naranjos”. Eso ha visto, al menos, en un cartel. Le choca que se les llame así cuando no ha visto ningún naranjo desde que aterrizó en Iguazú. De hecho, duda de si en América los hay, porque es un árbol que asocia a su Mediterráneo natal; o, como mucho, a climas mediterráneos.

Cuando miras la foto, el tipo te susurra que ahora en las cataratas no hay ni agua ni gente. Solo mariposas amarillas que se han adueñado del mirador.

El tipo de la foto dice que hoy no le habrían dejado entrar sabiendo que venía de España. Tampoco le habrían tomado el celular para hacerle una foto. Todo el mundo tiene temor a un contagio.

-¿Es posible contar los días hacia atrás? -se pregunta.

No espera una respuesta inmediata.

El tipo de la foto, como la mariposa, se acostumbó a vivir sin prisa.

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CORONAVIRUS, DIA CUARENTA Y SEIS

29 Miércoles Abr 2020

Posted by Time Advocate in INSPIRACIÓN

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AGOSTO HÁBIL, DESCONFINAMIENTO, DESESCALADA, NEOLENGUA, NIETZSCHE, ORWELL, VACACIONES

“¿Cómo llegamos a saber que éramos felices?”

(Margaret ATWOOD – El cuento de la criada)

 

Después de cuarenta y seis días de singladura parece que el tiempo suspendido empieza a desperezarse. Las redes sociales vuelven a hervir con tablas que explican cómo habrá de ser el desconfinamiento: progresivo, asimétrico y respetando el “distanciamiento social”.

Pululan manuales que llaman “para la desescalada” (sic), se publicita un plan estratégico que habrá de llevarnos -se nos dice- a una “nueva normalidad”.

A mí todo esto empieza a recordarme la neolengua de la que hablaba Orwell en “1984”.

En el ámbito de la abogacía y la procura parece que el primer motivo de preocupación sigue siendo que declaren hábil el mes de agosto. El Decreto-Ley recién aprobado por el Gobierno dice que no será para todo el mes, que solo del 11 al 31. Vamos, apenas 20 días. Y como si no hubiera otras cosas más importantes en las que pensar y sobre las que meditar.

Leo sesudos artículos escritos por colegas de prestigio que dicen que declarar hábil (una parte de) agosto es inconstitucional, que el Poder Ejecutivo invade competencias del Poder Judicial… Bla, bla bla.

Lejos de dignificar la profesión y parafraseando el famoso refrán de los gitanos, al final nos va a decir eso de que “si quieres ver a un abogado trabajar… ponlo por sus vacaciones a luchar”.

Me molesta que se me identifique con esa idea. No todos pensamos igual. A mí no me representa ni el Colegio de Abogados y, ni mucho menos, el Consejo General de la Abogacía (que en su propia web dice que es el órgano representativo, coordinador y ejecutivo superior, ojo, de los 83 Colegios de Abogados de España).

Además, cuando esas corporaciones me paguen las facturas del despacho (y las particulares), entonces y solo entonces, podremos hablar de representatividad. Pero, de momento, me toca arremangarme y defender lo mío y lo de mis clientes.

Los abogados no solo se dedican a hacer juicios. Parece mentira que se lo tengamos que recordar.

Tenemos un país con el tejido empresarial arrasado, con la principal industria (turismo y hostelería) en la pura ruina. Y los abogados también han de empujar el carro, como el resto de la sociedad. Estar ahí, para lo que se nos necesite y, sobre todo, cuando se nos necesita.

Porque hay faena y mucha por delante: acuerdos de refinanciación, preparación de nuevos contratos adecuados a la “nueva normalidad”, fusiones y reestructuraciones, separaciones y divorcios, testamentarías y herencias, reclamaciones por las multas que están imponiendo durante el confinamiento, demandas por todas las negligencias que se están perpetrando durante la gestión de la crisis…

Eso y reactivar toda la faena que ya teníamos acumulada de atrás, que no es poca.

Estimados colegas, de verdad que no os entiendo. Veo a los dueños de comercios, bares y gimnasios desesperados por abrir, aunque sea por la puerta de atrás; a empresarias de servicios personales dejándose los riñones y las uñas en desinfectar sus locales, que te lo dicen, además, sin queja, con toda la ilusión del mundo y pensando en que pueden abrir el próximo lunes.

¿Y vosotros lloriqueando porque os quitan veinte días de vacaciones en agosto?

Para cuando se os ocurra bajaros del pedestal a algunos os va a pasar como al Zaratrustra de Nietzsche, que bajó solo de la montaña y nadie le salió al encuentro.

 

 

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CORONAVIRUS, DÍA CUARENTA Y CINCO

28 Martes Abr 2020

Posted by Time Advocate in INSPIRACIÓN, MOTIVACIÓN

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AL IDRISI, ALMAGESTO, PALERMO, PTOLOMEO, ROGER II, SICILIA, TABULA ROGERIANA, TERRAPLANISMO

“¿Cómo tiene lugar este proceso? Un día está uno tranquilo leyendo en su casa cuando llega un amigo y le dice: ¡Cuántos libros tienes! Eso le suena a uno como si el amigo le dijera: ¡Qué inteligente eres!, y el mal está hecho. Lo demás ya se sabe. Se pone uno a contar los libros por cientos, luego por miles, y a sentirse cada vez más inteligente”.

(AUGUSTO MONTERROSO – “Cómo me deshice de quinientos libros”)

 

Viendo cómo se han puesto las calles o el tráfico rodado, cualquiera diría que se ha acabado el estado de alarma que dio lugar a este tiempo suspendido. Pero no, seguimos igual y contamos -con el de hoy- cuarenta y cinco días de confinamiento.

Cuántos planes, cuántos proyectos truncados. Y no me refiero a mi persona. Esta mañana me levanté pensando en la cifra de muertos, meditando sobre el conteo de tantos y tantos que se han quedado en el camino. Y todavía hay quien se preocupa por si agosto será hábil, si podrá ir a su segunda residencia en vacaciones o si se tienen que suspender los Sanfermines o las Tomatinas. ¿Tan insensibles nos hemos vuelto?

Cuando algún problema me acucia me consuelo y me digo “tranquilo, no te agobies, que son problemas del Primer Mundo. En otros sitios -lo has visto- no tienen agua potable o un techo para cobijarse”. Después de transitar por estos cuarenta y cinco días he cambiado de mantra: “Tranquilo, ya saldremos: al menos has sobrevivido para contarlo”.

Antes de que empezara este tiempo suspendido aproveché una promoción del periódico y me hice con los mapas de Ptolomeo y de Al-Idrisi. Rescoldos de lecturas veraniegas que, desde hace meses, tienen guardado un sitio especial. En mi teléfono me sigue saliendo aviso para que compre un par de marcos para mis mapas. Tendrán que esperar. Es un asunto que no llega ni a la categoría de “contratiempo del Primer Mundo”.

Y eso que son una preciosidad.

El primer mapamundi es obra de Claudio Ptolomeo (Siglo II d.c.), autor del Almagesto (así se le llamaba en su traducción árabe), formado por ocho libros que incluyeron una representación del mundo conocido. Ptolomeo definió la geografía como “el arte de dibujar mapas generales de la Tierra”. Muchas tesis e ideas suyas están hoy superadas pero tuvo el mérito de haber aplicado las matemáticas a la geografía (por primera vez se habla de latitud y longitud) y fue revolucionario en su época, situando a la Tierra en el centro del universo y defendiendo que el mundo habitado sólo ocupaba una cuarta parte total de la superficie terrestre. Toda una invitación para las mentes con pies inquietos.

Diez siglos después y partiendo de esta estructura, se creó la llamada Tabula Rogeriana también conocida como “el mapa de Roger”, que se considera el mapamundi más preciso y riguroso de la Baja Edad Media. Fue el resultado del encargo del rey de Sicilia Roger II al geógrafo ceutí Al-Idrisi, quien dedicó  ¡dieciéis años!  de su vida a esta obra de compilación cartográfica. En el Siglo XII d.c., en Sicilia (otra vez mi isla favorita) convivía una importante comunidad musulmana mayoritaria con minorías judias, griegas y cristianas. En la cosmopolita corte palermitana pasó algo parecido a lo que sucedió en España, todo un ejemplo de enriquecimiento cultural que contrastaba con el panorama imperante en el resto de Europa medieval (oscura e intolerante).

Ambos mapas, por tanto, están conectados. Pero no solo entre sí. También conectan con el presente.

Todavía hay quien hoy en día, dieciocho siglos después, defiende el terraplanismo. No me merece más comentario. En cuanto al mapa de Al-Idrisi, si uno se fija bien, tiene la peculiaridad de que está “dado la vuelta”, en el sentido de que lo que nosotros llamamos Sur está dibujado arriba, mientras que el Norte está abajo (por eso la Península Ibérica queda a la derecha y no a la izquierda).

En el libro “Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas” se cuenta que en el año 1998 John y Ashley Sims crearon un mapa bidireccional de Gran Bretaña en el que se representaban las señas para viajar de sur a norte (el mapa de siempre, vamos) y un segundo mapa con la isla dibujada al revés, para viajar de norte a sur. Por lo visto fue un gran éxito (sobre todo entre el público femenino), tanto que los modernos GPS copiaron la idea, puesto que cuentan con un sistema en el que se deja fijo el vehículo en la pantalla y lo que gira en todo momento es el mapa. La vida, como siempre, se representa según el punto de vista.

Pero hay más.

Cada vez tengo más claro que existe la magia, pero solo para quien está dispuesto a abrir los ojos para verla. Este verano, después de leer sobre el asunto, adorné mi portátil con una recreación del mapamundi de Idrisi. Para personalizarlo o, como dicen ahora los modernos, para “tunearlo”.

En ese momento pensé que era una frikada más de las mías. Pero no, hoy he sabido que me guiaba una mano invisible, por supuesto, infinitamente sabia y que me supera.

Al-Idrisi se estará riendo de mí, donde quiera que esté, porque llamó a su Geografía “Núzhat al-Mushtak fi-khtiraq al-afaq”. Buscando por Internet he encontrado dos traducciones de la frase:

La primera la traduce como “La recreación para aquel que desea viajar a través de los países”.

La segunda, mucho más profunda y es con la que me quedo, la traduce como “Libro del placer de quien anhela ampliar sus horizontes”.

 

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Foto: mi alter ego jugando con los mapamundi de Ptolomeo y Al-Idrisi

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CORONAVIRUS, DÍA CUARENTA Y CUATRO

27 Lunes Abr 2020

Posted by Time Advocate in PRÁCTICA JURÍDICA, Sin categoría

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CIEZA, DAMOCLES, MOLINA DE SEGURA, MURCIA, PRÁCTICAS, SICILIA, toga

Quienes han pasado por mi despacho a hacer prácticas recordarán que lo primero que hago es llevarlos a la sala de juntas, donde tengo colgada la toga, para -acto seguido- hacerles una foto con ella puesta.

–“Ale -les digo- por si al final eres o no abogada, no te quedes con el hipo dentro”. Y les invito a que le manden la foto a su mamá o a su pareja. O la cuelguen en Instagram, si les apetece.

Está claro que el hábito no hace al monje y vestir “la bata negra” (como la llama la abuela de una buena amiga), o el “traje de Batman” (como también se le conoce por los ambientes), no te convierte en abogado.

Hoy he leído que entre la batería de medidas que propone el Ministerio de Justicia para recuperar el tiempo perdido durante esta crisis será permitir celebrar juicios sin toga. Imagino que están pensando en los que no tienen una propia y las cogen prestadas en el servicio que cada colegio tiene habilitado al efecto.

Un servidor, que antes de que el virus campara por sus respetos ya tocaba las botoneras de los ascensores con la llave del coche, por el mismo escrúpulo se compró -en cuanto pudo- una toga hecha a medida aprovechando un viaje a Madrid. Entonces ya me precupaba contagiarme de cualquier cosa (no solo de un virus), porque había que ver en qué condiciones te dejaban las togas compartidas (sobre todo en verano). La toga que tengo ahora es mi segunda toga, pero esa no es una historia para contarla por aquí.

El caso -decía- que a mis pupilos les pongo mi toga y luego los llevo “pegados a rueda” a hacer juicios, comparecencias, asistencias a detenidos, visitas a organismos públicos y, por supuesto, cuando ello no cause problema, atendemos a los clientes juntos, para que aprendan a analizar los casos tan cual nos los cuentan y no como les plantean los casos prácticos en su universidad.

Debe ser que, al venir de una familia de docentes (por parte de padre y de madre, de abuelos paterno y materno, tíos y demás familia, como en las esquelas), algo de afición a la didáctica me ha quedado. Por eso y, también, porque es lo que yo quise en su día para mí cuando hice mis prácticas.

En general lo pasamos bien, se acoplan al ritmo y hasta nos echamos unas risas. Alguna vez, incluso, los he subido a estrados para que sientan el vértigo de la profesión, más allá de la idea que se traen de las películas que han visto.

Me gusta jugar con ellos a una suerte de juego que podría llamar “La Toga de Damocles”, para que sientan el peso de ese trapo negro; que a veces pesa y mucho.

Damocles era un cortesano que iba diciendo por ahí de Dionisio I, tirano de la ciudad de Siracusa (hablamos por supuesto de Sicilia, siglo IV a.c.; como en las Chicas de Oro), que era un tipo muy afortunado, porque disponía de riqueza y de poder. Dionisio, que tenía muy mala leche, le quiso dar un escarmiento y se ofreció a intercambiarse con él por un día, de forma que pudiera disfrutar de primera mano de su supuesta “suerte”. Esa misma tarde se celebró un banquete donde Damocles gozó siendo servido como un rey. Al final de la comida se le ocurrió mirar hacia arriba y reparó en una afilada espada que colgaba sobre su cabeza, atada por un único pelo de crin de caballo.

Inmediatamente se le quitaron las ganas de comer y menos de retozar con las hermosas mujeres que había pedido, así que pidió al tirano abandonar su puesto, diciendo que “ya no quería seguir siendo tan afortunado”.

Una vez se me tuvo que ir mucho la mano con mi juego. Esa mañana habíamos estado en Molina de Segura, en una comparecencia; luego nos fuimos a Cieza a otro señalamiento y luego volvimos a Murcia, autopista para abajo, para intentar llegar a tiempo y presentar unos escritos por registro. Al terminar la jornada la chica que entonces estaba en prácticas me dijo:

-Jose, espero que no te moleste, pero tengo que hacerte un comentario.

-No te preocupes, dispara.

-Verás, estoy observando el ritmo que llevas, las llamadas, las visitas, los plazos y los juicios. Creo que no voy a ser abogada. Es que… no me gusta tu vida.

-No te preocupes -le contesté-. A veces a mi tampoco me gusta.

Semanas después esta chica dejó el despacho para hacer prácticas en una empresa, nada que ver, por supuesto, con el ejercicio profesional; y, cuando escribo estas líneas, me consta que le va muy bien por Madrid. Por supuesto, lejos de cualquier cosa que huela a estrados o a la toga de Damocles.

 

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Foto: de la toga de Damocles a la toga NBQ

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CORONAVIRUS, DÍA CUARENTA Y TRES

26 Domingo Abr 2020

Posted by Time Advocate in INSPIRACIÓN, MOTIVACIÓN

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MASCARILLAS, MOTO, MUÑECAS, MURCIA, PARVÁ, VICENTE MEDINA

“¡Traigo en el corazón una tristeza!…
D´allá abajico vengo;
la escuela, como enantes, cerraïca
y con aquel silencio…
chillando alreörcico los zagales
y a sus anchas corriendo…
¡La jaulica vacía
y la bandá de pajaricos sueltos!”

(VICENTE MEDINA – “Los pajaricos sueltos”)

 

El cuadragésimo tercer día del tiempo suspendido se ha convertido -dicen- en un segundo día de Reyes. O en el día de la parvá. No busquen esa palabra en el diccionario de la RAE porque no la econtrarán. Pero existe, es muy expresiva y recoge fielmente lo que ha pasado hoy.

Los papás y los nenes salieron en estampida. Se abrieron los portales y de cada uno de ellos salió una parvá de críos, de pajaricos sueltos, que diría Vicente Medina.

Tengo la suerte de vivir lindando con lo que aún queda de la Huerta de Murcia, pegadito a un palmeral y junto a dos parques urbanos (uno enfrente y otro detrás de mi casa). Y, hasta donde alcanzaba la vista, esos espacios se han llenado de niños con patines, patinetes, triciclos, biciletas y hasta balones. No todos llevaban mascarilla, lo que me resulta incomprensible cuando sí que los he visto ataviados con cascos y rodilleras.

Por la acera que hay justo debajo de mi terraza he contemplado -también- una escena de muñecas rusas: venía una madre, con mascarilla, que llevaba de la mano a su pequeña, también con mascarilla, quien, a su vez, había sacado a pasear a su muñeca. No me alcanzó la vista para ver si a la muñeca le había cosido otra mascarilla adecuada a su tamaño, pero no me costó imaginarlo.

Al ver tanto mocoso montado sobre ruedas he caído en la cuenta de que tengo mi moto sin arrancar por lo menos un mes. Llamarla moto es mucho decir. Los moteros de verdad me dijeron que lo que tengo es una “escutre”. Encima, de marca italiana pero de fabricación… china.

Una vez escuché decir que existen dos clases de moteros: los que ya se han caído de la moto y los que se van a caer. En mi caso ya estoy graduado y cum laude porque, además de caerme, me la han robado (apareció en Roldán, la habían utilizado para atracar un supermercado), me he quedado sin batería y sin gasolina, se me han doblado los espejos y se me han roto los cierres del asiento y del maletín trasero. Una joya.

Con lo del bichito espero no ser tan “aplicado”. Y me conformo con solo pasar del grupo de los que todavía no se han infectado con el coronavirus, a los que ya lo han pasado y pueden contarlo.

Porque, después de ver lo que se ha visto hoy, sobre todo en las calles más céntricas de Murcia -mi ciudad- no tengo la menor duda ya de que, tarde o temprano, nos caeremos de esa moto, la de la infección, digo.

Los hosteleros son un rechinar de dientes, con razón, pues no entienden que se les obligue a cerrar sus negocios y estudiar medidas de distanciamiento y, al mismo tiempo, se permitan las concentraciones de hoy.

Y hablando de caerse, no sé si los voluntariosos y esforzados padrazos de hoy se han caído del guindo o todavían cuelgan de él; dudo si a estas alturas se habrán dado cuenta de que se han prestado alegremente para que se use a sus hijos de cobaya. Veremos dentro de veinte días -o los que sea- que dure la incubación.

 

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CORONAVIRUS, DIA CUARENTA Y DOS

25 Sábado Abr 2020

Posted by Time Advocate in INSPIRACIÓN, ORGANIZACIÓN

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FACEBOOK, PRAGA, TEATRO

Soy de las personas que se incorporaron “tarde” a las redes sociales. No me abrí un perfil en Facebook (ni el Linkedin, ni en la del pajarito azul…) hasta que pensé que podría ser útil para mi profesión. Bueno, por eso y porque era la única manera de estar al día en conciertos y demás saraos que se organizan en Murcia, mi ciudad…

Por ignorante cometí un primer error, que fue el de mezclar lo personal con lo profesional. Afortunadamente, rectifiqué pronto siguiendo el consejo de un compañero que, además de buena gente, está muy bien enterado de estas cosas y me dijo: “Si vas a estar aquí, o estás bien, o mejor que no estés”.

Así que abrí un perfil (una página) para el despacho (Dualis) y otro para mi persona, donde puedo decir las sandeces que se me ocurran, eso sí, con la férrea censura de la “mamma”, a la que tengo siempre ahí (y que me dure) con el rodillo de amasar preparado para hacerme entrar en razón.

Cuento esto porque no he estudiado el manual de cómo se usa Facebook, así que he ido aprendiendo sus reglas y entresijos por el método de escuchar a los que saben e investigar por mi cuenta. Y hete aquí que un día descubrí la función “pausar publicaciones”. Lo puedes hacer por treinta días y es mano de santo. Cuando alguno se ponga faltón, cansino o repetitivo, zas, le “pausas” y listo. Bendito silencio.

De esa manera puedes “echar un vale”, como decimos en mi tierra, hacer un “kit kat” y tomarte un descanso. Eso antes de borrar o bloquear, que es más drástico y no todo el mundo se lo toma igual de bien.

Con el tiempo he conseguido “pintarme” un muro de mensajes amables (la mayoría), con ventanas a paisajes increíbles, repleto músicas y relatos inspiradores y, en definitiva, moldear un “mundo” a imagen y semejanza de mi persona, adaptado a mi alma, y no al revés.

Lo de hacer pausas no es nada nuevo. Por supuesto que está la que hizo el Dios Creador, que según el Génesis descansó al séptimo día. Pero sin remontarme tan lejos en el tiempo, siempre me ha llamado la atención cómo en muchas obras de teatro se hace un descanso a la mitad. A veces lo estás pasando tan bien y estás tan metido en la trama que te causa un poco de estupor, como si despertaras -de pronto- de un sueño placentero. Pero es algo institucionalizado y asumido. Y no siempre se puede llevar el cuentavueltas emocional al máximo de revoluciones.

Lo del café pausa lo tienes, también, en congresos y eventos. Sirve para hacer networking (perdón por el “palabro”) o, cuando menos, intercambiar impresiones con los colegas, asimilar conceptos o fijarte en detalles que podrían haber pasado inadvertidos.

Pero también es importante en el ocio y el disfrute.

Recuerdo que Andrea, mi guía en Praga (la mejor que he tenido hasta ahora, dicho queda, y por eso la cito por su nombre) lo tenía todo milimetrado con esa precisión y profesionalidad tan… centroeuropeas (dejémoslo ahí). Tanto, que se pillaba unos berrinches tremendos cuando los dos primeros días de viaje, sobre las diez y media, le dijimos que teníamos que hacer una pausa para tomar un café. No lo entendía, se ofendía y se lo tomaba como algo personal. Decía que el tiempo del café era tiempo perdido y que luego, a lo peor, no llegaríamos a tiempo para entrar a este o aquel museo. Hasta que al final le hicimos saber que tan importante era ver cosas como pararse y asimilar. Y también que el cliente manda y que éramos mayoría, qué demonios. Como diría el Sargento de Hierro, una vez más funcionó la democracia.

A la tercera mañana -a la fuerza ahorcan- Andrea nos había preparado una pausa café en la azotea de una cafetería (o restaurante, no lo recuerdo bien) que hay en la Plaza de la Ciudad Vieja, justo enfrente del Reloj Astronómico. La pausa estaba programada, lo que satisfacía su profesionalidad, y nosotros estábamos encantados con echar nuestro vale.

Complacidos, subimos las escaleras y nos acomodamos en la mesa que nos había reservado, que precisamente era la que estaba mirando al reloj. Mientras sorbía su café, Andrea sonreía sibilinamente y nos miraba uno a uno para asegurarse de que comprendíamos que el tiempo pasa inexorable y que en la vida hay que ser conscientes de que tomar unas opciones siempre conlleva descartar otras.

Por algo he dicho antes que Andrea siempre me ha parecido la mejor guía del mundo.

 

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CORONAVIRUS, DÍA CUARENTA Y UNO

24 Viernes Abr 2020

Posted by Time Advocate in INSPIRACIÓN, ORGANIZACIÓN, Sin categoría

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CRESO, DELFOS, HERÓDOTO, MILONGA, SEÑALES, TANGO

A primera hora arranco el motor y en el salpicadero de mi coche no se me enciende la luz que semanas atrás me avisaba de un problema con el colector de gases. ¿Es posible que con la atmósfera más limpia se haya purgado la carbonilla?

Esa señal -o mejor dicho, su ausencia- me arranca la primera sonrisa del día. A veces, solo a veces, es mejor dejar que las cosas se arreglen por sí solas. En otras ocasiones, en cambio, puede resultar catastrófico.

Al salir del trabajo observo que han aprovechado la mañana para repintar las señales de la avenida. Después de tanto tiempo las veo de otra manera. Las flechas que indican el sentido de la marcha también ordenan la vuelta a casa. Nada de aperitivos. Nada de tapeos.

Hoy es otro viernes que no es viernes. Es la dictadura del tiempo suspendido.

Pero son señales que pueden interpretarse, también, como de esperanza: “Están engalanando las calles -me digo- para cuando podamos desfilar, triunfales, por ellas”. Ya queda menos.

Del otro lado de la frontera, en otras latitutes, me contaron que el camino de ida y vuelta a casa se transita de otra manera. Nada de avenidas rectas. Allá se conduce abrazado a la línea de la costa, con la mirada fija en los destellos de los faros. Han sido muchos días soportando sus guiños, semanas resistiendo sus señales. Demasiadas.

De Ultramar me llegan noticias de que algunos dirigentes supieron dar la orden de confinamiento a tiempo. Otros, en cambio, han dejado el cuerpo muerto y la población paga las consecuencias. Son noticias que me suenan a crónica de otros tiempos.

Como por ejemplo, las de la Orquesta Romántica Milonguera. Recuerdo que una vez me dijeron lo importante que son las marcas en los tangos. Incluso antes de que saques a nadie a bailar. Basta con una simple mirada, con un leve gesto en la barbilla. Aprende pronto el ritual, te avisan. Atento a las señales. Cuidado con a quien señales.

Y cuidado, también, con lo que te encuentras cuando buscas señales.

Heródoto nos cuenta que una vez el oráculo de Apolo, en Delfos, le dijo a Creso: “Si cruzas el río Halys, un gran ejército será destruido”. Este rey creyó que era un anuncio de victoria, la suya. Pero lo cierto y verdad es que fue derrotado por Ciro, y el ejército que fue destruido fue el suyo.

En España se habla ahora de que en febrero había indicios de enfermos contaminados con el bichito que pasaron inadvertidos por no haber aplicado los protocolos. Que se trataron como gripes corrientes. Y que no hubo un solo foco de infección, sino varios.

Las señales son objetivas, neutras. La vida te las plantó ahí para que las vieras a la ida, sí, pero sobre todo a la vuelta, cuando llega el momento del conocimiento retrospectivo.

No tienen ideología, ni género; tampoco sentimientos ni remordimientos.

Como el oráculo de Delfos.

 

 

 

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CORONAVIRUS, DÍA CUARENTA

23 Jueves Abr 2020

Posted by Time Advocate in INSPIRACIÓN, MOTIVACIÓN

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ALI BABA, ANTIGUO TESTAMENTO, BIBLIA, CUARENTA, DÍA DEL LIBRO, JESUS, MIL Y UNAS NOCHES, NUEVO TESTAMENTO, SHEREZADE

“Este año -dijimos al brindar en enero- va a ser un año inolvidable”. Vaya si lo está siendo.

Estaba escrito: porque 20 y 20 suman 40. Y cuarenta son ya los días que llevamos de tiempo suspendido. Coincide, a la sazón, con el 23 de abril, Día del Libro.

Y si hay un libro de libros -al menos desde el punto de vista etimológico- ese es La Biblia, de entre cuyas páginas resulta que el cuarenta siempre ha sido un número muy especial: el Diluvio duró cuarenta días y cuarenta noches; el pueblo israelita vagó por el desierto guiado por Moisés cuarenta años, los mismos que duró el reinado de David, Saúl o Salomón…

Pero de entre todas las cuarentenas que se recogen en el Antiguo y Nuevo Testamento, quizá la más famosa de todas sea la que pasó Jesús en el desierto. Un tiempo de meditación, un tiempo de penitencia. Y también de tentaciones. En cierta medida, como lo que estamos viviendo.

Con independencia de credos o religiones, todas aquellas que han sido madres saben, porque la han pasado, lo que es una cuarentena, la del puerperio que, según me contaron, yo lo pasé en una incubadora.

No recuerdo el primer cuento que me contó mi madre pero estoy seguro que entre ellos tuvo que estar el de “Alí Babá y los Cuarenta Ladrones”. Uniendo los puntos hacia atrás, de nuevo me aparece el número cuarenta, relacionado -asimismo- con otro libro que es, a su vez, recopilatorio de relatos. Me refiero, por supuesto, a “Las mil y una noches”.

Resumido en un tuit, “Las mil y una noches” cuenta la historia de un sultán que tenía la manía de casarse con una virgen cada día y a la que mandaba decapitar al día siguiente; así estuvo el hombre hasta que dio con una chica lista, la princesa Sherezade, quien, para evitarlo, se dedicó a contarle todas las noches una historia para mantenerlo despierto y cautivado hasta el amanecer (entonces no estaba Netflix ni HBO).

Y por lo visto, se daba tanta maña la muchacha que el sultán le respetaba la vida ante la perspectiva de perderse la siguiente narración por venir. Y así estuvo una noche y otra y otra, encadenando relatos uno tras otro, unos dentro de otros. Hasta sumar mil y una noches.

Dicen que quien escribió “Las mil y una noches” se inventó la historia de Sherezade como hilo conductor y recurso narrativo para dotar de coherencia y una cierta unidad a todos los relatos. Puede ser.

Añado que el asunto contiene otra moraleja: que las narraciones, cuando son buenas, te pueden quitar horas de sueño, pero te hacen ganar años de vida.

Feliz Día del Libro.

 

 

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CORONAVIRUS, DÍA TREINTA Y NUEVE

22 Miércoles Abr 2020

Posted by Time Advocate in MOTIVACIÓN

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BARES, GABINETE CALIGARI, MUÑOZ MOLINA, NIÑOS, PARCHIS

Como se decía cuando jugábamos al parchís, estamos “a palico de una” de contarnos cuarenta.

Sumando días y sumando semanas -prórroga a prórroga- esto ha tomado forma y se parece ya a una cuarentena de verdad. La que nunca habíamos vivido -hasta ahora- y la que contaremos a nuestros nietos. Si llegamos a esa edad y si tenemos nietos, eso sí. Porque si hay algo que todos -sin excepción- deberíamos haber aprendido es a no hacer planes de vida, más allá del trimestre que viene y solo por aquello de cumplir con Hacienda. Que también somos todos.

No se ha terminado este tiempo suspendido, cierto; pero el lazo está aflojándose. Lo noto en mi trabajo. Lo noto a mi alrededor…

Que por supuesto tendrán que tomarse las medidas correspondientes, vale. Que se habla de una “nueva normalidad”, distinta a lo que hemos conocido (mamparas, mascarillas, guantes…), de acuerdo.

Pero con la faena y el lío que llevo, a veces se me olvida que estamos en pleno Covid19. Luego, como a la Rana Gustavo, va y se me pasa. Me lo recuerdan mi mascarita, mis guantes de látex y la botellita de hidroalcohol. Por cierto, ¿alguien ha pensado reconvertir la vieja petaca para estos menesteres? Todo en la vida, pero todo, tiene una segunda oportunidad. Nos vamos a hacer también expertos en reciclaje.

A partir del lunes los niños podrán salir a la calle. Otro indicio de “recuperación”. Antes también podían, pero la gente no se estudió la letra pequeña del Decreto. Estaban más entretenidos leyendo bulos o difundiéndolos.

Lo niños -se puede decir ya- han sido un ejemplo para todos. Se adaptaron más fácilmente a la nueva situación gracias a su capacidad para ello -así lo dicen, al menos, los especialistas-, pero por nadie pase. Y ellos, que no se olvide, están pasando la prueba con nota. En esa materia se merecen un sobresaliente general.

Oigo quejas por todos lados, de padres cargados de tareas y de profesores que ahora no tienen horario. Pero eso no es nada comparado con la que se avecina.

¿Qué pasará cuando se pueda volver a trabajar? Si las aulas están cerradas, ¿con quién se quedarán los niños y en qué condiciones? ¿Como Macauley Culkin, solos en csa?

Puede ser otro terremoto social, a añadir a las consecuencias del parón económico, y cuando hay un terremoto ya se sabe, se sacuden los cimientos y se disuelve “todo lo que era sólido”, como diría Muñoz Molina.

Estamos en pleno proceso de licuefacción social. Pero que no se entienda como algo pesimista. Ante los nuevos retos, soluciones imaginativas. Porque gobernar y liderar también era esto.

Para los que no gobernamos y tan solo somos súbditos-contribuyentes, ser patriotas ha consistido -hasta ahora- en quedarnos tirados en el sofá. Más adelante, demostraremos lo españolazos que somos, colgados de las barras de los bares, qué lugares… esos que son “tan gratos para conversar”. A beber y a bailar como si no hubiera un mañana; sobre todo ahora que sabemos que, a lo peor, a la próxima no lo contamos.

Tenemos una lista de cosas para hacer cuando pase todo esto. Me consta que esa lista va creciendo, que cada cual le añade planes y más planes, algunos ya con intereses de demora y todo.

Pero, antes de que esto acabe, también habría que hacer una lista con las cosas positivas que nos hemos econtrado y que tampoco nos gustaría perder.

Porque, observado desde arriba, este tiempo suspendido bien se asemeja a un río congelado, por debajo de cuya capa de hielo la vida ha seguido fluyendo…

 

solo en casa

 

 

 

 

 

 

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CORONAVIRUS, DIA TREINTA Y OCHO

21 Martes Abr 2020

Posted by Time Advocate in INSPIRACIÓN

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AMENZADA DE ANDRÓMEDA, BLADE RUNNER, CARL SAGAN, CARLOS CASTANEDA, INTERSTELLAR, LYUBOV, MAKRO, OBVLIVION, PHILIP K. DICK, PLANETA DE LOS SIMIOS, REPLICANTES, RIDLEY SCOTT

“Brigadas de policías especiales, con el nombre de Unidades
de Blade Runners, tenían órdenes de tirar a matar
al ver a cualquier Replicante invasor.

A esto no se le llamó ejecución,
se le llamó… retiro”

(inicio de “BLADE RUNNER” – Ridley Scott – 1982)

 

Treinta y ocho días de confinamiento ya.

Hace ahora justo un mes que Ricardo pintó de negro los cristales de todas las ventanas. Y un poco antes, concretamente el tercer día, decidió no salir más a las ocho para aplaudir por el balcón. Sospecha que tiene su casa bajo vigilancia las 24 horas el día y ha minimizado cualquier contacto con el exterior.

El aviso de mensaje resuena, pues, como un estruendo dentro de su cabeza:

-Hola Ricardo! Como estas? A mí es agradable recibir tu respuesta. Soy contenta que hemos decidido continuar nuestro conocimiento. A mí será agradable conocer más sobre ti. Es interesante conócermete. También contaré un poco de mí. Mi nombre Lyubov. Mi edad de 42 años. Mi cumpleaños el 24 de marzo. Soy solitaria. No tengo ningunas relaciones. No tengo ningunos niños. Mi ciudad Novoanninsky. Oías nunca sobre mi ciudad? Es Rusia. Te gusta Rusia? Que piensas sobre las personas Rusas? Por desgracia, no tengo ningunos amigos en otros países. Te gusta tener el viaje? Me gusta viajar. Ya tener mucho yo la experiencia en los viajes. Mi último viaje es una Turquía. Es hermoso, y el país caluroso. Turquía – la zona grande balnearia. Esto era el viaje agradable.
También tenía el viaje a Europa. Por desgracia, esto era hace muchísimo 😦
Ricardo, quiero hablarte. Tenía nunca el conocimiento en el Internet. No tengo ninguna experiencia en esto. Pero pienso que esto no el problema. Que piensas en esto? Tenías ya el conocimiento en el Internet? Tienes el escéptico o los pensamientos optimísticos?
Veo que ti el hombre presente y honesto, Ricardo. También soy honesto contigo. Por eso quiero hablar. Mucho tiempo soy solitaria. Ya no soy una niña. Busco las relaciones serias y el amor. Quiero encontrar al hombre digno, y tener las relaciones serias. No busco ningunos juegos y los enlaces rápidos. Espero que encontraremos, que buscaba. 😉
Mandaré para tú un poco mis fotografías. Espero que podrás mandar también tus fotografías para mí. Pienso que esto nos ayudará mejor reconocerse. Espero, me escribirás muy pronto. Me es interesante, continuar nuestro conocimiento. He contado un poco de mí. Espero que contarás también de ti. 😉 A mí será agradable recibir tu respuesta, Ricardo.

Ricardo se concede su tiempo para contestar. Antes de ponerse a escribir, toma un par de yogures macrobióticos del frigorífico y los da de baja en la excel de inventario perpetuo que ha creado para controlar y gestionar sus víveres. Porque Ricardo es un obseso del orden y teme, entre otras cosas, sufrir una ruptura de stock.

No es que odie comprar, qué va, pero tampoco echa de menos la calle. Apenas le quedan ratos libres. Cuando no está estudiando los mensajes subliminales que, sobre la “Próxima Venida”, se ocultan en los folletos del Aldi, o del Makro, se entretiene ordenando lo que llama “sus papeles”, una suerte de macedonia de documentos impresos y sonoros que esconde en su archivo blindado y cuya combinación memorizó antes del encierro. No piensa anotarla jamás en ningún sitio. Para que nadie se la pueda robar.

En estos últimos días ocupa también su tiempo releyendo los libros de Carlos Castaneda, de Carl Sagan y los de Philip K. Dick, de los que tiene las obras completas. Los clásicos de los clásicos revisitados.

Solo ha tenido que leer el mensaje una vez.

“Para qué darle más cancha” -piensa- y, a continuación, escribe:

-Hola Lyubov, ¿cómo estás? En lugar de fotos y hablar de mi vida, te mando un acertijo: “Imagina que vas por el desierto, caminando sobre la arena, y te encuentras un galápago que yace sobre su espalda; con su estómago cociéndose al sol y moviendo sus patitas para darse la vuelta. Pero tú no le ayudas”. Si te cuento esta situación,  ¿que es lo que pretendo de tí?

-Por qué no puedo volver a la tortuga? -responden al otro lado.

Acto seguido, Ricardo pulsa “borrar contacto”, elimina la conversación y las fotos, y bloquea para siempre el número en su teléfono.

A Ricardo no le hacía falta aplicar una versión simple del test de Voight-Kampp (en realidad podría ser el test de Turing, pero así le llamó el maestro Dick, y así es como le gusta llamarlo) para saber que detrás de “Lyubov” se esconde un hacker ruso, un robot, o ambas cosas mezcladas en un mismo ente diabólico y sin empatía.

Con haberlo escrito en el buscador de Google éste le habría devuelto que “Lyubov” es la variación ucraniana de Ljuba, nombre de origen eslavo que proviene del término «l’ub», el cual hace referencia al amor y que más o menos se etiende como “amor básico”.

Pero Ricardo es un chico solitario, muy especial, al que treinta y ocho días de confinamiento se la traen al pairo. ¿Amores básicos? ¿Búsquedas facilonas en internet?

En realidad, Ricardo es un especialista en otro tipo de citas a ciegas y, de hecho, ha cortado por lo sano al boot porque esta noche se ha preparado una.

Ha cogido los DVD de “Minority report”, “El Planeta de los Simios”, “La Amenaza de Andrómeda”, “Blade Runner”, “Oblivion” e “Interstellar”, les ha quitado las carátulas a los discos y, confundidos ya bajo el mismo color, el negro de sus cajas, los ha metido en una bolsa.

Será el azar quien le elija compañía para esta noche.

Y dejará tranquilos a los androides para que sigan soñando con sus ovejas eléctricas.

 

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Fotografía: Dos grandes entre los grandes. Ridley Scott y Philip K. Dick, juntos en 1982

 

 

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