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«El tango es pensamiento triste que se baila»

(ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO)

 

Solo por la primera escena ya merece la pena ver «La lista de Schindler». Sí, esa en la que en tan apenas siete minutos conocemos quién es Oskar Schindler y cómo se las gasta. No creo que sea casualidad que la música que suena sea un tango. Spielberg no es de los que da puntada sin hilo.

Dice la leyenda que el autor del libro en el que se basa la película («El Arca de Schindler») tuvo que insistir mucho hasta que consiguió que Spielberg se interesara por la historia. El ya afamado y exitoso director estaba siempre ocupado con muchos proyectos. Lo que vino después es de sobra conocido.

Spileberg había triunfado mucho antes con una película que en España se tradujo como «Tiburón» pero que en inglés se llamaba «Jaws» (mandíbulas). Lo que fue un éxito de taquilla se convirtió, sin embargo, en una desgracia para estos maravillosos animales (un prodigio de la evolución), que resultaron -para siempre- estigmatizados.

Desde ese verano nunca más se volvió a nadar en aguas profundas con tranquilidad, algo que es totalmente irracional. Lo digo porque nadie se ha parado a pensar en la cantidad de gente que muere a diario en un coche. Si se compara la cifra de accidentados con el número de fallecidos por ataques de tiburones, leones, arañas peludas, cocodrilos de agua salada, serpientes y otros animales «peligrosos»… estaremos de acuerdo en que son temores realmente ridículos. Pero si la lógica y las matemáticas se aplicaran a la vida, son muy pocos los que comprarían lotería. Por ejemplo.

Merece la pena enterarse de los entresijos del rodaje. Al armatoste mecánico que utlizaron para rodar el filme lo llamaron Bruce porque era el nombre de pila del abogado de Spielberg. Muy graciosos. La anécdota no queda ahí. Años después, cuando se rodó (o, mejor dicho, se dibujó) la película «Buscando a Nemo», el tiburón blanco que aparece en la misma se llama Bruce. Un homenaje a la película de Spielberg, o a su abogado, o ambos.

Mañana abren las playas en España. Y las calles, los montes… hasta las vías verdes.

Y me he acordado de esta película y de la escena de cuando reabren las playas de Amity. Piensan las autoridades que, después de pescar un ejemplar de tiburón tigre, han conjurado el peligro; pero, luego, resulta que no es así. De tal suerte que «el tiburón» sigue vivo, «encariñado» con las playas de Amitiy, donde sigue zampándose incautos bañistas. Un paso en falso.

El alcalde se lamenta porque se tiene que dar por perdida la temporada de turismo y Brody, el jefe de policía, le recuerda que tiene un problema sobre la mesa aún peor que haber perdido la temporada turística.

En Italia, que van con unas semanas de adelanto respecto de España, se echan las manos a la cabeza cuando se han enterado de nuestro plan de «desescalada» y de las prisas que nos estamos dando para iniciar del «desconfinamiento».

En la víspera nos llega noticia de dos nuevos fallecidos en nuestra región tras dos días sin muertes y 37 casos activos más. ¿Un repunte?

Mañana estaré atento a la TV (por vez primera en estos cuarenta y ocho días de tiempo suspendido) para ver qué han hecho las familias de Pedro Sánchez, Pabo Iglesias y la del tipo de las cejas de las ruedas de prensa.

 

 

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Foto del rodaje de «Jaws»: Spielberg en las fauces de «Bruce».