Leo en El Confidencial que un banco «contraataca» y denuncia ahora a un bufete de abogados por… «inflar las costas» en los procesos judiciales que le ha venido planteando y ganando, dicho sea de paso.
Se trata del bufete que vemos cada fin de semana anunciándose en los dominicales y a cuyo titular me encuentro a diario plantado en una valla publicitaria, dándole la mano a IKER CASILLAS.
ARRIAGA -bien por él- ha encontrado un filón de negocio sacando los colores, una y mil veces, a esa entidad financiera. De varapalo a varapalo, hasta la derrota total.
En lugar de pedir árnica y sentarse a negociar, como se hace en el mundo anglosajón, la entidad financiera «contraataca» y denuncia, en primer lugar, «prácticas restrictivas de la competencia cuyo efecto es mantener artificialmente elevados los precios de los servicios prestados por dichos despachos de abogados en el marco de pleitos masa».
La segunda conducta que denuncia es «el engaño, por acción u omisión, del que son víctimas los clientes de Arriaga Asociados (y posiblemente de otros despachos)».
Sólo desde la más absoluta desfachatez se pueda afirmar tal cosa.
Será fruto de un mareo ocasional debido al tufo de impunidad que aún deben desprender los asientos de ese consejo de administración, donde no hace mucho restregaron sus posaderas «ilustres» como RATO o BLESA (en la foto).
Ateniéndonos al contenido del último auto de la Audiencia Nacional, en esa «cocina» sabían muy bien cómo manipular precios y engañar a clientes. Probablemente hablen con esa seguridad que te proporciona la experiencia.
Es evidente que es una denuncia malintencionada, fruto de la desesperación de verse humillado día tras día en la portada de todos los periódicos. Y cuando no te puedes apoyar en hechos o fundamentos jurídicos que te den la razón, ya se sabe, te apoyas en la mesa; en este caso, poniendo los pies -las patas- en ella.
Pero no se trata de defender a un compañero que, no tengo la menor duda, sabe hacerlo bien él solito.
Se trata de preguntarle a la entidad financiera qué hace ella cuando gana algún pleito. Que los ganará, digo yo.
Sin ir más lejos, ¿qué hace con las costas que cobran en las ejecuciones hipotecarias? ¿A dónde van a parar las que obtienen después de ejecutar una póliza? ¿O qué hacen con las recaudan después de exigir el pago de un swap?
No hablamos de millones; hablamos de cientos de millones en costas. Porque, al despachar ejecución contra un deudor, de forma indefectible se suma un TREINTA POR CIENTO a la cantidad reclamada, en concepto de presupuesto para intereses y costas. Presupuesto que luego es liquidado… precisamente a partir de las normas de los Colegios de Abogados que tanto denuestan en su denuncia.
Pero eso no es lo único.
¿Declaran las costas como un ingreso? ¿De quién? ¿De la entidad o de sus abogados?
¿Declaran, acaso, el IVA?
Y, sobre todo, si me tapo la nariz y utilizo el mismo argumento que ahora parecen esgrimir en su denuncia, me pregunto:
¿Acaso perdonan ellos las condena en costas y no pasan minutas los abogados que tienen en nómina? Si esos abogados cobran un sueldo, ¿por qué tienen que cobrar -además- una minuta?
Sé la respuesta. Lo peor es que ellos también. «Ellos», esos mismos hipócritas que les han redactado la denuncia.
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